Habría que alejarse de la lluvia
huir de está
humedad que invade
las calles
entumeciendo mi cuerpo.
Que me hacen
doler tú recuerdo
y como está
noche,
inevitablemente,
pensar en ti.
Si te dijera
amor que tengo frío
y en aquella
banca del parque
no han
vuelto a crecer las ramas,
que aunque
ya no duele la vida
aún conservó
las heridas,
que el
sudor ajeno
ya no me
sabe a mar,
ni los besos
a manzana.
A estas
horas el mejor
castigo es
el silencio,
dejar que
las gotas
se lleven
mis palabras
y las motas
de tu recuerdo.
Tengo miedo
es cierto,
no de
perderte o perderme,
sino de un
día olvidar.
Hoy te
podría decir que Dios
no está en
mis letras,
pero sí la
muerte
como mi
propio apocalipsis
para acabar todo
en un instante.
Comentarios
Publicar un comentario