Ahí
de esa
humedad,
en ese
brocal del pozo donde te escondes
haciendo remansos
de ti misma,
donde tu voz
se apaga
y el aire se
vuelve denso
con el calor
de tu cuerpo,
en ese sitio
donde eres mía
de cuando en cuando
mientras
andamos por las calles
y te pegas a
mí pecho.
Ahí, donde
he sembrado
mi huerto y
has recogido
los frutos
del amor,
en ese lugar
que ahora ocultas
mientras
miras por la ventana
del tren y
sonríes.
Ahí duerme
mi corazón, amor.
*Roberto Noguez Noguez
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